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Un espacio para la participación del Colectivo de Enfermería

Las Mujeres.
Susana Checa. Ponencia en congreso ALAMES mayo de 2006
El tema fue desarrollado desde el concepto de perspectiva de género.
En la relación mujer-salud se constatan situaciones que remiten necesariamente a la conceptualización de género como categoría explicativa para comprender el lugar que les compete a las mujeres en la salud. A raíz de la función reproductora indelegable de las mujeres durante su período fértil como es el proceso de embarazo-parto y lactancia, las mismas se prolongan naturalizando funciones supuestamente “femeninas” que implican que las mujeres se hagan  cargo  de manera casi exclusiva del cuidado y atención de los hijos y el grupo familiar, son también quienes realizan tareas comunitarias vinculadas a la salud de la población y si trabajan profesionalmente lo hacen en escalas de menor jerarquía en el sector salud. Si bien la esperanza de vida de la mujer es mayor que la masculina, padecen malestares y enfermedades postergando su autocuidado y atención de calidad en los efectores públicos de salud.  De allí que es importante incluir en las políticas públicas de salud un enfoque de  género para poder revertir en todos estos aspectos la relación de las mujeres con la salud en sus distintas dimensiones para mejorar la calidad de la atención y hacer más equitativa su participación social tanto  en la familia y la comunidad como en el sector salud. 
La salud de la mujer tiene dos aspectos importantes:
- salud sexual y reproductiva
- los derechos sexuales y reproductivos

Cuando la OMS retoma la perspectiva de género y salud reproductiva se define desde el enfoque de salud general que sostiene esta organización.  La definición es importante dado que universaliza y afirma la autonomía de la mujer para decidir de manera informada el momento y circunstancias para la procreación o para decidir no tener hijos o interrumpir embarazos si los mismos ponen en peligro su vida, son producto de abuso sexual o tiene razones plenamente justificables para no continuar un embarazo no buscado y que no forma parte de su proyecto de vida.
En general el sistema de salud da cuenta de la mujer en su función procreadora y en relaciones subalternas a la misma procreación.
En los inicios se habló de salud reproductiva y luego, en la última década, se incluyó la sexualidad lo que incluye la capacidad del goce independizándola de la función reproductiva.
Los derechos de la salud sexual y reproductiva se presenta como un hito de los años noventa, luego de la Conferencia de Población y Desarrollo de El Cairo de 1994.  Fue la primera vez que se cambió el paradigma demográfico y poblacional para incorporar el de los derechos de las personas a decidir cuando tener hijos, e incluye la posibilidad de interrupción del embarazo.
En Beijín se continúa y profundiza este tema. En la actualidad ya ha habido distintas reuniones internacionales post Cairo y post Beijing, a los 5 y los 10 años de ambas conferencias internacionales para monitorear si los países han cumplido con las recomendaciones emanadas de dichas conferencias que impulsan los derechos sexuales y reproductivos de mujeres y varones, con énfasis en la población adolescente
En Argentina se promulgó la ley de Salud Sexual y Procreación Responsable    ( 25.673)  , ley que transitó y transita muchas dificultades como son la provisión de algunos anticonceptivos como el caso del DIU que por muchos profesionales y sectores de la iglesia es considerado abortivo obstaculizando su provisión,,  la objeción de conciencia, o la libertad de los adolescentes a ejercer su derecho a ser atendidos en los servicios de salud sin la aprobación y

compañía de padres o tutores, etc.

Los indicadores actuales de salud son preocupantes.  Si tenemos en cuenta la existencia de la ley no deberían existir dichas estadísticas sobre todo en cuanto a mortalidad materna (donde se incluyen adolescentes).  En Santiago del Estero donde recientemente hubo   8 mujeres detenidas por abortos provocados, entre ellas una chica de 14 años.
Es importante tener en cuenta que el 90% de los partos del país son institucionalizados y este dato debería ser un indicador favorable.
El tema es complejo, tiene muchas dificultades dado que las clases políticas tienen el poder para ofrecer políticas de salud reproductiva y no siempre lo realizan.

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