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Enfermería Hospitalaria. Algunos consejos para prevenir lesiones musculoesqueléticas

Enfermería Hospitalaria.  Algunos consejos para prevenir lesiones musculoesqueléticas

Fuente: Nursing Sábado 1 Enero 2005. Volumen 23 - Número 01 p. 34 - 35

 

Elizabeth Santullia

Profesional de enfermería de salud laboral en el Architect of the Capitol y trabaja en la Office of Attending Physician de Washington, Estados Unidos.


Cualquier profesional de enfermería posiblemente se inclina hacia los pacientes o los levanta a peso muchas veces al día. Esta actividad repetida hace que muestre vulnerabilidad frente a un riesgo laboral frecuente: las lesiones de la espalda, del cuello y de las articulaciones. Usted debe protegerse frente a las posturas inadecuadas mediante la realización de movimientos corporales adecuados para mover con seguridad tanto a los pacientes como los objetos pesados.

Levantamiento en postura erguida

Estos consejos pueden ser útiles para reducir los riesgos.

* Compruebe el peso de un objeto y conozca sus propios límites. Solicite ayuda siempre que sea necesario.

* El objeto que vaya a desplazar debe permanecer cerca de su cuerpo. No mantenga los brazos extendidos.

* Sobre una base sólida, separe los pies hasta la anchura que hay entre los hombros. Mantenga la espalda recta, flexione las rodillas y levante el objeto con la fuerza de las piernas, no con la espalda. No debe levantar ningún objeto por encima del tórax.

* Para ayudar al paciente a salir de la cama, levante la cama hasta el nivel de sus brazos. Si el paciente no se puede mover, solicite ayuda y proteja el traslado de su paciente con un trapecio, una camilla deslizante, un dispositivo de soporte lateral, una silla de traslado o un dispositivo eléctrico de elevación.

* Divida los pesos muy pesados en pesos más pequeños y haga pausas entre cada movimiento de levantamiento o desplazamiento para relajarse y recuperarse.

* Dé pasos pequeños y muévase lentamente.

Hablando en términos ergonómicos

La ergonomía es el estudio de la interacción humana con las herramientas, el equipo, los métodos y el ambiente laboral, con objeto de mejorar las condiciones de trabajo y de prevenir las lesiones laborales. A continuación conozca cómo utilizar este concepto para adecuar nuestro entorno de trabajo a nuestras propias necesidades.

Consiga una silla de calidad. Aunque posiblemente usted no se siente demasiado durante su trabajo, necesita una silla aceptable que impida la aparición de problemas en el cuello, en la espalda o incluso en las muñecas. Debe tener ajuste de altura. Las rodillas deben estar al mismo nivel o ligeramente más bajas que las caderas, y los pies deben apoyarse firmemente sobre el suelo. Si usted percibe tensión en la parte baja de su espalda, debe añadir un soporte extra en el respaldo de la silla mediante una almohada o un cojín.

Compruebe la postura. El encorvamiento puede dar lugar a tensión en los músculos del cuello y de la espalda. Tal como decían nuestras madres, hay que sentarse derecho. El respaldo de la silla se debe utilizar para apoyar toda la columna vertebral, manteniendo los hombros hacia atrás y relajados. La cabeza debe quedar equilibrada sobre los hombros (evitando su inclinación hacia adelante), sostenida por los músculos del cuello.

Revise la postura. Cuando se permanece en pie durante más de 3 min hay que colocar un pie ligeramente por delante del otro. Es necesario utilizar calzado de tacón bajo con buen soporte del arco plantar.

Ajuste los dispositivos informáticos. Si usted utiliza un ordenador, coloque el teclado y el ratón cerca de sí mismo. La parte superior del monitor debe quedar a nivel de los ojos. Al teclear debe mantener los codos a ambos lados y los antebrazos paralelos al suelo. Utilice los reposabrazos. Tiene que relajar los hombros y las manos, variando las tareas que realiza. En la base del teclado debe utilizar un reposamuñecas para prevenir la inclinación de las mismas hacia arriba y hacia abajo al teclear. Intente alejar la vista del monitor cada 10 min, para evitar la sobrecarga de los ojos.

Unos gramos de prevención

Además de las técnicas de levantamiento de peso adecuadas y de las medidas de tipo ergonómico, los pasos adicionales que se exponen a continuación también pueden ser útiles para prevenir las lesiones laborales.

Haga ejercicios de estiramiento antes de comenzar un turno y realice pausas frecuentes para repetir estos ejercicios. Coloque las manos sobre la parte baja de la espalda y haga inclinaciones suaves hacia atrás. Mantenga calientes y ágiles los músculos, ya que ello puede ser útil para evitar lesiones.

Haga ejercicio de manera regular y activa. Los ejercicios de reforzamiento y distensión de los músculos abdominales, de la espalda, de los glúteos y de las piernas pueden ser útiles para mantener la flexibilidad y la fuerza. Se debe solicitar ayuda al fisioterapeuta o al terapeuta ocupacional para determinar los ejercicios que hay que realizar en el caso de que tenga problemas con una zona corporal concreta.

Preste atención a los pies. Utilice calzado con ajuste adecuado. Cuando se pruebe un par de zapatos nuevos, compruebe que es posible mover los dedos de los pies dentro de ellos. Si percibe dolor en la espalda y los pies cuando permanece en pie durante largos períodos de tiempo, consulte con un especialista en ortopedia para determinar las plantillas más adecuadas.

Invierta en un colchón de calidad. Elija un colchón grueso y duro que soporte bien todo el peso corporal. Un colchón de buena calidad tiene más muelles y un almohadillado más grueso. En cuanto se hunde en la parte central, puede causar estragos en la espalda de la persona que lo utiliza. Un colchón tiene una vida útil de sólo aproximadamente 10 años en lo relativo a su soporte adecuado. Hay que darle la vuelta y rotarlo 180° al menos 4 veces al año con objeto de prolongar su vida útil.

Relajación. El estrés desempeña un papel importante en el dolor articular y muscular. Las personas tienden a poner tensos los músculos del cuello y de los hombros, lo que puede dar lugar a cefaleas y a molestias en la parte superior de la espalda. Cada vez que una persona siente este tipo de tensión debe respirar profundamente, contar hasta 10 y relajar estos músculos.

Cambie los hábitos ya

Usted ya se enfrenta a bastantes riesgos en sus tareas cotidianas; no añada las lesiones de la espalda o de las articulaciones a esta lista. La incorporación de una buena mecánica corporal al estilo de vida habitual puede ser útil para mantener alejado el dolor tanto dentro como fuera del trabajo.

BIBLIOGRAFÍA SELECCIONADA

Nelson, B., et al.: "Can Spinal Surgery Be Prevented by Aggressive Strengthening Exercises? A Prospective Study of Cervical and Lumbar Patients," Archives of Physical Medicine and Rehabilitation. 80(1):20-25, January 1999.

Rhodes, E., et al.: "Effects of One Year of Resistance Training on the Relation between Muscular Strength and Bone Density in Elderly Women," British Journal of Sports Medicine. 34(1):18-22, February 2000.

 

Denuncias de violencia infantil - números para llamar

Denuncias de violencia infantil
La Red Solidaria pide a quienes sepan sobre chicos que sufren algún tipo de violencia que lo denuncien. Proponen que se haga en su día, el domingo 13. Algunos números para llamar:
Red Solidaria (4796-3923/ 5828).
CONTAME (0800-2222 800 y 0800contame@conaf.gov.ar).
Capital Federal (102).
Provincia de Buenos Aires CUIDA NIÑOS (0800-666 6466).

La Mujer y la Migracion internacional en el sector de la Salud

La Mujer y la Migracion internacional en el sector de la Salud

 

 

Informe final del estudio de acción participativa de la Internacional de Servicios Públicos realizado en 2003

Informe preparado por Kim Van Eyck, consultora de la ISP

Internacional de Servicios Públicos Junio de 2004

Presentación de la ISP

La Internacional de Servicios Públicos (ISP) es una federación sindical internacional que representa a 20 millones de trabajadoras y trabajadores relacionados con la prestación de servicios públicos en 150 países de todo el mundo. La ISP está acreditada ante el ECOSOC de las Naciones Unidas y colabora estrechamente con la Organización Internacional del Trabajo. Se estima que un 65 por ciento de sus miembros son mujeres. Sus prioridades incluyen: el fomento de unos servicios públicos de calidad, la capacitación de los sindicatos, la defensa y promoción de los derechos fundamentales en el trabajo y el fomento de la igualdad y de la diversidad.

La campaña de la ISP sobre "La mujer y la migración internacional en el sector de la salud " incluye un componente de investigación, así como otras actividades. Si desea mayor información sobre esta campaña o información sobre la labor que lleva a cabo la ISP para promover los servicios públicos de calidad, los derechos laborales y la igualdad entre hombres y mujeres, contáctenos en:

ISP@world-ISP.org <mailto:ISP@world-ISP.org>

 

 

Prólogo

La ISP se complace en presentarles este importante informe sobre la investigación de primera mano que han llevado a cabo organizaciones afiliadas de la ISP en el sector de la salud en 13 países del mundo. Las encuestas realizadas muestran las duras opciones que tienen ante sí las trabajadoras y trabajadores del sector de la salud cuando se plantean abandonar sus países de origen y a sus familias para trasladarse al extranjero a trabajar.

La ISP ha tenido la gran suerte de poder contratar a la Dra. Van Eyck, que ha llevado a cabo este estudio con entrega, entusiasmo y rigor intelectual. En el presente informe podemos conocer, a través de las encuestas y entrevistas exhaustivas realizadas en los lugares de trabajo, las condiciones de enorme tensión en las que trabaja el personal sanitario en países como Sri Lanka o Kenia. Las enfermeras y enfermeros, cuya ambición en la vida es cuidar de los demás, se ven obligados a marcharse al extranjero a fin de poder ganar lo suficiente para mantener dignamente a sus propias familias. Dra. Van Eyck expone con gran claridad que no se trata únicamente del drama aislado de algunas familias. Las desigualdades económicas mundiales, las privatizaciones, las políticas de ajuste estructural, la escasez crónica de fondos en los servicios sanitarios, tanto en el Norte como en el Sur, la infravaloración del trabajo de las mujeres en las profesiones relacionadas con la asistencia sanitaria y las políticas agresivas de las agencias privadas de colocación son todo un conjunto de factores que han contribuido al aumento masivo de la migración en los últimos diez años.

Este informe, que refleja los puntos de vista y las preocupaciones de las trabajadoras y trabajadores de la salud en todo el mundo, se cierra con una serie de recomendaciones para los gobiernos, los empleadores y los sindicatos. La ISP cree que este informe contribuirá a fomentar el debate sobre la migración en el sector de la salud y que los responsables de la formulación de políticas en todos los niveles recogerán sus recomendaciones.

Hans Engelberts

Secretario General de la ISP Junio de 2004

Resumen

La Campaña de la ISP surgió como resultado de la creciente preocupación de los sindicalistas con respecto a la incidencia de la migración internacional en la calidad de los servicios públicos de lasanidad y en el empleo en dicho sector. Se trata de un tema que ha suscitado amplios debates y que resulta prioritario tanto para el Comité de mujeres de la ISP como para la Unidad de Trabajo de la ISP sobre los Servicios de Salud. Este estudio, aprobado por el Comité de Mujeres de la ISP en su reunión de mayo de 2002, fue coordinado por Kim Van Eyck, consultora especializada en cuestiones laborales internacionales y contratada por la ISP. El proyecto fue supervisado por Nora Wintour, Encargada de Igualdad y Derechos en la ISP. Este "estudio de acción participativa" incluyó encuestas a enfermeras y enfermeros y a otros trabajadores del sector de la asistencia sanitaria, así como extensas entrevistas con empleadores, funcionarios gubernamentales y ONG en las Antillas Neerlandesas, Barbados, el Canadá, Chile, el Ecuador, Fiji, Filipinas, Ghana, Kenia, Polonia, Sri Lanka y Escocia y Gales en el Reino Unido (en los Países Bajos, las encuestas se realizarán en 2004).

Los principales objetivos de la campaña son:

1) documentar cómo influye el fenómeno de la migración de las trabajadoras y trabajadores del sector público de la sanidad en la prestación de los servicios sanitarios y en los términos y condiciones laborales (tanto en los países receptores como en los de origen),

2) movilizar a los sindicatos del sector público y a sus afiliados con respecto a las cuestiones migratorias y

3) presionar para lograr un aumento del gasto público en el sector de la salud y una mejora en los términos y condiciones laborales de las trabajadoras y trabajadores de la salud en todo el mundo.

Durante la primera fase de la campaña, se recogieron numerosos datos, tanto cuantitativos como cualitativos, sobre la migración y el empleo en el sector de la asistencia sanitaria. En el presente informe se presenta la información recogida en más de 600 encuestas y 20 entrevistas exhaustivas.

En estos últimos años, organizaciones internacionales como la Organización Internacional del Trabajo (OIT), la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Consejo Internacional de Enfermeras (CIE) han publicado informes sobre la mundialización de los mercados laborales en el sector de la asistencia sanitaria. Este estudio, no obstante, contribuye a la comprensión de dicho fenómeno desde la perspectiva de los sindicatos y de las mujeres que trabajan en el sector de la salud.

En esta "época de migraciones", los movimientos internacionales de personas se han incrementado, diversificado y "feminizado". Aunque los modelos migratorios se establecieron en una época tan temprana como el período colonial, se estima, por ejemplo, que el número de trabajadores sanitarios que han emigrado al Reino Unido se ha quintuplicado durante los últimos diez años. El enorme incremento de la migración internacional en el sector de la salud puede entenderse mejor en el contexto de los cambios estructurales que ha experimentado la economía mundial, y que incluyen: las reformas del sector público, las privatizaciones y la liberalización del comercio y de las normas sobre la inversión y las migraciones. En el presente informe se pone de relieve cómo influyen estos cambios económicos mundiales en la vida diaria de las trabajadoras, migrantes internacionales y sindicalistas en el sector de la salud. En las encuestas de la ISP a trabajadoras y trabajadores del sector de la asistencia sanitaria se les pidió, tanto a los migrantes como a los no migrantes, que reflexionaran sobre las causas y consecuencias de la migración. La información que se presenta a continuación ilustra cómo varios factores se interrelacionan en la asistencia sanitaria, repercuten en la prestación de dichos servicios e influyen en las carreras profesionales de las trabajadoras y trabajadores y en sus decisiones de emigrar. Las experiencias de las/os trabajadoras/es y sindicalistas sugieren muchas formas de mejorar las políticas relacionadas con la migración internacional en el sector de la salud de modo que beneficie a todas las partes.

Los factores que influyen en la decisión de emigrar son bien conocidos: salarios bajos o irregulares, condiciones de trabajo precarias, sobrecarga laboral, escasas oportunidades de ascenso o deformación, por citar sólo algunos. Sin embargo, las consecuencias de estas decisiones son menos conocidas. Las experiencias de los migrantes, a menudo relacionadas con la discriminación y la soledad, así como las luchas de las trabajadores y trabajadores sanitarios que se quedan, que a menudo deben afrontar sobrecargas de trabajo y estrés y no suelen ser los temas prioritarios en los debates sobre las políticas relativas al "potencial de desarrollo" de las remesas de fondos. Aunque los beneficios de la migración pueden ser considerables para algunos migrantes y sus familias, para muchos otros los costes personales y sociales son extremadamente altos.

Esta investigación confirma hallazgos anteriores según los cuales la emigración ha exacerbado la falta de personal y la escasez de enfermeras y enfermeros. Dicha escasez ha tenido efectos adversosen las condiciones de trabajo, especialmente en lo que respecta al aumento del número de pacientes y a la sobrecarga laboral. Además, las trabajadoras y trabajadores de la salud consultados en esteestudio resaltan las repercusiones negativas que tales condiciones laborales tienen en su capacidad de prestar un servicio de calidad a sus pacientes.

Los principales hallazgos de la investigación llevada a cabo por la ISP en relación con las trabajadoras y trabajadores de la salud incluyen los siguientes:

• La inmensa mayoría de enfermeras y enfermeros preferiría trabajar en su país de origen si allí pudiera ganar al menos un salario que le permitiera vivir. Los salarios bajos, o la ausencia o irregularidad de los mismos, son las cuestiones decisivas, en especial para las trabajadoras y trabajadores de la salud en los países del Sur. A pesar de su condición de "profesionales", muchas enfermeras y enfermeros y otras trabajadoras y trabajadores de la sanidad no cobran un salario que les permita vivir.

• Las pésimas condiciones de trabajo predominan tanto en el Norte como en el Sur. El exceso de trabajo, debido a la escasez de personal y a la falta de material médico adecuado y de medidas de seguridad y de protección contra la violencia y las enfermedades transmisibles, provoca que el trabajo de atención sanitaria sea extremadamente oneroso y peligroso.

• El aumento de la actividad de las agencias privadas de contratación internacional (incluidas las prácticas "furtivas" y poco éticas) representa una amenaza para la seguridad de las trabajadoras y trabajadores.

• Las ineficaces reformas del sector sanitario (incluidas las privatizaciones) suelen llevarse a cabo sin consultar a los trabajadores ni a sus representantes.

• La escasez de personal ha reducido la calidad de la asistencia.

• Las trabajadoras y trabajadores migrantes de la salud a menudo sufren discriminación racial y sexual en los países receptores.

• Existen grandes diferencias entre las expectativas y la realidad que acaban conociendo los migrantes.

• La migración tiene un coste social muy elevado, sobre todo para las mujeres trabajadoras del sector de la asistencia sanitaria.

• Los beneficios que aportan las trabajadoras y trabajadores migrantes a los países receptores están sobrevalorados.

Algunos de los aspectos destacables que se desprenden de los datos de las encuestas realizadas a las trabajadoras y trabajadores de la salud son los siguientes:

La envergadura de la emigración en los países de origen se hace evidente en los resultados de las encuestas: entre un 76 y un 96 por ciento de las personas encuestadas afirmó tener una compañera o compañero cercano que ya había emigrado. Hay un desproporcionado número de trabajadoras y trabajadores que se encuentra en las franjas de edad comprendidas entre los 41 y los 50 años y entre los 51 y los 60 años, en comparación con los que tienen entre 20 y 30 años. Ello confirma la necesidad de que los países de origen centren sus esfuerzos en estrategias de contratación destinadas a atraer a los jóvenes hacia las profesiones relacionadas con el sector de la salud.

Los destinos preferidos más citados por las personas encuestadas que tenían intención de emigrar incluyen (por orden de preferencia): los Estados Unidos, el Reino Unido, el Canadá, Italia, España,Chile y las islas del Caribe. El 33 por ciento de estas trabajadoras y trabajadores de la salud piensa utilizar una agencia de colocación, aunque ello varía en función del volumen de contrataciones exteriores en un determinado país. Cada vez son más las trabajadoras y trabajadores de la salud que también buscan ofertas de empleo en el extranjero a través de Internet.

Un dato preocupante para los países que sufren escasez de personal es que los resultados de la investigación señalan que sólo el 66 por ciento de las trabajadoras y trabajadores migrantes del sector de la salud piensa regresar a su país de origen a trabajar, mientras que el 44 por ciento no.

Debido a que más de la mitad de los potenciales migrantes prevé endeudarse en el proceso de migración, debería recordarse a los analistas económicos que deduzcan esos gastos del cálculo de las potenciales ganancias económicas que éstos obtendrían.

Los datos recogidos sugieren que no se cumplen las expectativas de los migrantes con respecto a obtener cursos de orientación cultural y ocupar puestos de trabajo más elevados en los países receptores. Además, aunque sólo el 54 por ciento prevé endeudarse, más del 30 por ciento de los migrantes incurre en una deuda superior a la prevista. Los resultados obtenidos también sugieren con rotundidad que los planes de los migrantes de regresar a sus países de origen, o de emigrar a un segundo país, cambian de forma drástica tras su llegada los países receptores, ya que disminuyen enormemente los planes de regreso a sus países una vez que han emigrado.

KVE

Junio de 2004

 

 

 

Resolución (M.S. y A.S.) N° 194/95

Ley N° 24.004 de régimen legal de ejercicio de Enfermería - para estar al tanto

Ley N° 24.004

RÉGIMEN LEGAL DEL EJERCICIO DE LA ENFERMERÍA
BUENOS AIRES, 26 de Septiembre de 1991
BOLETÍN OFICIAL, 28 de Octubre de 1991

Vigentes

Decreto Reglamentario

Decreto Nacional 2.497/93

GENERALIDADES

AUXILIARES DE LA MEDICINA-ENFERMEROS-ENFERMERO

PROFESIONAL-ENFERMERO AUXILIAR-EJERCICIO PROFESIONAL

Capítulo 1 : Concepto y alcances

ARTICULO 1- En la Capital Federal y en el ámbito sometido a la jurisdicción nacional el ejercicio de la enfermería, libre o en relación de dependencia, queda sujeto a las disposiciones de la presente ley y de la reglamentación que en su consecuencia se dicte.

ARTICULO 2- El ejercicio de la enfermería comprende las funciones de promoción, recuperación y rehabilitación de la salud, así como la de prevención de enfermedades, realizadas en forma autónoma dentro de los límites de competencia que deriva de las incumbencias de los respectivos títulos habilitantes.

Asimismo será considerado ejercicio de la enfermería la docencia, investigación y asesoramiento sobre temas de su incumbencia y la administración de servicios, cuando sean realizados por las personas autorizadas por la presente a ejercer la enfermería.

ARTICULO 3 - Reconócense dos niveles para el ejercicio de la enfermería:

a) Profesional: consistente en la aplicación de un cuerpo sistemático de conocimientos para la identificación y resolución de las situaciones de salud-enfermedad sometidas al ámbito de su competencia;

b) Auxiliar: consistente en la práctica de técnicas y conocimientos que contribuyen al cuidado de enfermería, planificados y dispuestos por el nivel profesional y ejecutados bajo su supervisión.

Por vía reglamentaria se determinará la competencia específica de cada uno de los dos niveles, sin perjuicio de la que se comparta con otros profesionales del ámbito de la salud. A esos efectos la autoridad de aplicación tendrá en cuenta que corresponde al nivel profesional el ejercicio de funciones jerárquicas y de dirección, asesoramiento, docencia e investigación. Asimismo corresponde al nivel profesional presidir o integrar tribunales que entiendan en concursos para la cobertura de cargos del personal de enfermería.

Capítulo 2 : De las personas comprendidas

ARTICULO 4 - Queda prohibido a toda persona que no esté comprendida en la presente ley participar en las actividades o realizar las acciones propias de la enfermería. Los que actuaren fuera de cada uno de los niveles a que se refiere el artículo 3 de la presente ley serán pasibles de las sanciones impuestas por esta ley, sin perjuicio de las que correspondieren por aplicación de las disposiciones del Código Penal. Asimismo las instituciones y los responsables de la dirección, administración, o conducción de las mismas, que contrataren para realizar las tareas propias de la enfermería a personas que no reúnan los requisitos exigidos por la presente ley, o que directa o indirectamente las obligaren a realizar tareas fuera de los límites de cada uno de los niveles antes mencionados, serán pasibles de las sanciones previstas en la ley 17.132, sin perjuicio de la responsabilidad civil, penal o administrativa que pudiere imputarse a las mencionadas instituciones y responsables.

ARTICULO 5- El ejercicio de la enfermería en el nivel profesional está reservado sólo a aquellas personas que posean:

a) Título habilitante otorgado por universidades nacionales, provinciales o privadas reconocidas por autoridad competente;

b) Título de enfermero otorgado por centros de formación de nivel terciario no universitario, dependientes de organismos nacionales, provinciales o municipales, o instituciones privadas reconocidos por autoridad competente;

c) Título, diploma o certificado equivalente expedido por países extranjeros, el que deberá ser revalidado de conformidad con la legislación vigente en la materia o los respectivos convenios de reciprocidad.

ARTICULO 6- El ejercicio de la enfermería en el nivel auxiliar está reservado a aquellas personas que posean el certificado de Auxiliar de Enfermería otorgado por instituciones nacionales, provinciales, municipales o privadas reconocidas a tal efecto por autoridad competente. Asimismo podrán ejercer como Auxiliares de Enfermería quienes tengan certificado equivalente otorgado por países extranjeros, el que deberá ser reconocido o revalidado de conformidad con la legislación vigente en la materia.

ARTICULO 7- Para emplear el título de especialistas o anunciarse como tales, los enfermeros profesionales deberán acreditar capacitación especializada de conformidad con lo que se determine por vía reglamentaria.

ARTICULO 8- Los enfermeros profesionales de tránsito por el país contratados por instituciones públicas o privadas, con finalidades de investigación, asesoramiento o docencia, durante la vigencia de sus contratos estarán habilitados para el ejercicio de la profesión a tales fines, sin necesidad de realizar la inscripción a que se refiere el artículo 12 de la presente.

Capítulo 3 : De los derechos y obligaciones

ARTICULO 9- Son derechos de los profesionales y auxiliares de la enfermería.

a) Ejercer su profesión o actividad de conformidad con lo establecido por la presente ley y su reglamentación;

b) Asumir responsabilidades acordes con la capacitación recibida, en las condiciones que determine la reglamentación;

c) Negarse a realizar o colaborar en la ejecución de prácticas que entren en conflicto con sus convicciones religiosas, morales o éticas, siempre que de ello no resulte un daño inmediato o mediato en el paciente sometido a esa práctica;

d) Contar, cuando ejerzan su profesión bajo relación de dependencia laboral o en la función pública, con adecuadas garantías que aseguren y faciliten el cabal cumplimiento de la obligación de actualización permanente a que se refiere el inciso e) del artículo siguiente.

ARTICULO 10 - Son obligaciones de los profesionales o auxiliares de la enfermería:

a) Respetar en todas sus acciones la dignidad de la persona humana, sin distinción de ninguna naturaleza;

b) Respetar en las personas el derecho a la vida y a su integridad desde la concepción hasta la muerte;

c) Prestar la colaboración que le sea requerida por las autoridades sanitarias en caso de epidemias, desastres u otras emergencias;

d) Ejercer las actividades de la enfermería dentro de los límites de competencia determinados por esta ley y su reglamentación;

e) Mantener la idoneidad profesional mediante la actualización permanente, de conformidad con lo que al respecto determine la reglamentación;

f) Mantener el secreto profesional con sujeción a lo establecido por la legislación vigente en la materia.

ARTICULO 11- Les está prohibido a los profesionales y auxiliares de la enfermería:

a) Someter a las personas a procedimientos o técnicas que entrañen peligro para la salud;

b) Realizar, propiciar, inducir o colaborar directa o indirectamente en prácticas que signifiquen menoscabo de la dignidad humana;

c) Delegar en personal no habilitado facultades, funciones o atribuciones privativas de su profesión o actividad;

d) Ejercer su profesión o actividad mientras padezcan enfermedades infectocontagiosas o cualquier otra enfermedad inhabilitante, de conformidad con la legislación vigente, situación que deberá ser fehacientemente comprobada por la autoridad sanitaria;

e) Publicar anuncios que induzcan a engaño del público.

Particularmente les está prohibido a los profesionales enfermeros actuar bajo relación de dependencia técnica o profesional de quienes sólo estén habilitados para ejercer la enfermería en el nivel auxiliar.

Capítulo 4 : Del registro y matriculación

ARTICULO 12- Para el ejercicio de la enfermería, tanto en el nivel profesional como en el auxiliar, se deberán inscribir previamente los títulos, diplomas o certificados habilitantes en la Subsecretaría de Salud del Ministerio de Salud y Acción Social, la que autorizará el ejercicio de la respectiva actividad, otorgando la matrícula y extendiendo la correspondiente credencial.

ARTICULO 13- La matriculación en la Subsecretaría de Salud implicará para la misma el ejercicio del poder disciplinario sobre el matriculado y el acatamiento de éste al cumplimiento de los deberes y obligaciones fijados por esta ley.

ARTICULO 14- Son causa de la suspensión de la matrícula:

a) Petición del interesado;

b) Sanción de la Subsecretaría de Salud que implique inhabilitación transitoria.

ARTICULO 15- Son causa de cancelación de la matrícula:

a) Petición del interesado;

b) Anulación del título, diploma o certificado habilitante;

c) Sanción de la Subsecretaría de Salud que inhabilite definitivamente para el ejercicio de la profesión o actividad;

d) Fallecimiento.

Capítulo 5 : De la autoridad de aplicación

ARTICULO 16- La Subsecretaría de Salud, será la autoridad de aplicación de la presente ley, y en tal carácter deberá:

a) Llevar la matrícula de los profesionales y auxiliares de la enfermería comprendidos en la presente ley;

b) Ejercer el poder disciplinario sobre los matriculados;

c) Vigilar y controlar que la enfermería, tanto en su nivel profesional como en el auxiliar, no sea ejercida por personas carentes de títulos, diplomas o certificados habilitantes, o no se encuentren matriculados;

d) Ejercer todas las demás funciones y atribuciones que la presente ley le otorga.

ARTICULO 17- La Subsecretaría de Salud, en su calidad de autoridad de aplicación de la presente, podrá ser asistida por una comisión permanente de asesoramiento y colaboración sobre el ejercicio de la enfermería, de carácter honorario, la que se integrará con los matriculados que designen los centros de formación y las asociaciones gremiales y profesionales que los representan, de conformidad con lo que se establezca por vía reglamentaria.

Capítulo 6 Régimen disciplinario

ARTICULO 18- La Subsecretaría de Salud ejercerá el poder disciplinario a que se refiere el inciso b) del artículo 16 con independencia de la responsabilidad civil, penal o administrativa que pueda imputarse a los matriculados.

ARTICULO 19- Las sanciones serán:

a) Llamado de atención;

b) Apercibimiento;

c) Suspensión de la matrícula;

d) Cancelación de la matrícula.

ARTICULO 20- Los profesionales y auxiliares de enfermería quedarán sujetos a las sanciones disciplinarias previstas en esta ley por las siguientes causas:

a) Condena judicial que comporte la inhabilitación profesional;

b) Contravención a las disposiciones de esta ley y su reglamentación;

c) Negligencia frecuente, o ineptitud manifiesta, u omisiones graves en el cumplimiento de sus deberes profesionales.

ARTICULO 21- Las medidas disciplinarias contempladas en la presente ley se aplicarán graduándolas en proporción a la gravedad de la falta o incumplimiento en que hubiere incurrido el matriculado. El procedimiento aplicable será el establecido en el título X -artículos 131 y siguientes- de la ley 17.132.

ARTICULO 22. - En ningún caso será imputable al profesional o auxiliar de enfermería que trabaje en relación de dependencia el daño o perjuicio que pudieren provocar los accidentes o prestaciones insuficientes que reconozcan como causa la falta de elementos indispensables para la atención de pacientes, o la falta de personal adecuado en cantidad y/o calidad o inadecuadas condiciones de los establecimientos.

CAPITULO 7 : DISPOSICIONES TRANSITORIAS

ARTICULO 23- Las personas que, a la fecha de entrada en vigencia de la presente, estuvieren ejerciendo funciones propias de la enfermería, tanto en el nivel profesional como en el auxiliar, contratadas o designadas en instituciones públicas o privadas, sin poseer el título, diploma o certificado habilitante que en cada caso corresponda, de conformidad con lo establecido en los artículos 5 y 6, podrán continuar con el ejercicio de esas funciones con sujeción a las siguientes disposiciones:

a) Deberán inscribirse dentro de los noventa (90) días de la entrada en vigencia de la presente en un registro especial que, a tal efecto, abrirá la Subsecretaría de Salud.

b) Tendrán un plazo de hasta dos(2) años para obtener el certificado de auxiliar de enfermería, y de hasta seis (6) años para obtener el título profesional habilitante, según sea el caso.

Para la realización de los estudios respectivos tendrán derecho al uso de licencias y franquicias horarias con un régimen similar al que, por razones de estudio o para rendir exámenes, prevé el decreto 3413/79, salvo que otras normas estatutarias o convencionales aplicables a cada ámbito fueren más favorables;

c) Estarán sometidas a especial supervisión y control de la Subsecretaría de Salud, la que estará facultada, en cada caso, para limitar y reglamentar sus funciones, si fuere necesario, en resguardo de la salud de los pacientes;

d) Estarán sujetas a las demás obligaciones y régimen disciplinario de la presente;

e) Se les respetarán sus remuneraciones y situación de revista escalafonaria, aun cuando la autoridad de aplicación les limitare sus funciones de conformidad con lo establecido en el inciso c).

Ref. Normativas:

Decreto Nacional 3.413/79

Capítulo 8 Disposiciones Varias

ARTICULO 24- A los efectos de la aplicación de normas vigentes que, para resguardo de la salud física o psíquica, establecen especiales regímenes de reducción horaria, licencias, jubilación, condiciones de trabajo y/o provisión de elementos de protección, considérense insalubres las siguientes tareas de la enfermería:

a) Las que se realizan en unidades de cuidados intensivos;

b) Las que se realizan en unidades neurosiquiátricas;

c) Las que conllevan riesgo de contraer enfermedades infectocontagiosas;

d) Las que se realizan en áreas afectadas por radiaciones, sean éstas ionizantes o no;

e) La atención de pacientes oncológicos;

f) Las que se realizan en servicios de emergencia.

La autoridad de aplicación queda facultada para solicitar, de oficio o a pedido de parte interesada, ante el Ministerio de Trabajo y Seguridad Social, la ampliación de este listado.

ARTICULO 25- La autoridad de aplicación, al determinar la competencia específica de cada uno de los niveles a que se refiere el artículo 3 , podrá también autorizar para el nivel profesional la ejecución excepcional de determinadas prácticas, cuando especiales condiciones de trabajo o de emergencia así lo hagan aconsejable, estableciendo al mismo tiempo las correspondientes condiciones de habilitación especial.

ARTICULO 26- El Poder Ejecutivo reglamentará la presente ley en un plazo de ciento ochenta (180) días corridos, contados a partir de su promulgación.

ARTICULO 27- Derógase el Capítulo IV, del Título VII artículos 58 a 61-, de la ley 17.132 y su reglamentación, así como toda otra norma legal, reglamentaria o dispositiva que se oponga a la presente.

ARTICULO 28. - Invitase a las provincias que lo estimen adecuado a adherir al régimen establecido por la presente.

ARTICULO 29. - Comuníquese al Poder Ejecutivo.

FIRMANTES :

PIERRI-MENEM-Pereyra Arandía de Pérez Pardo-Flombaum

Relaciones de Poder en Enfermería y Salud Mental

Relaciones de Poder en Enfermería y Salud Mental:

Críticas y Retos para el Futuro

 

Dr. Denise Gastaldo

Faculty of Nursing y Centre for International Health, University of Toronto, Canada

 

El objeto de mi presentación en este Congreso es el de cuestionar algunas ideas ampliamente aceptadas en enfermería y en el área sanitaria para después analizar los aspectos políticos del trabajo en salud y las posibilidades de cambio que se pueden producir a partir de esta perspectiva de “politización de los cuidados”. Al final de mi presentación, propondré algunas posibilidades para el futuro de la profesión, no como quien “pasa una receta”, sino como quien muestra una serie de caminos, caminos que se caracterizan porque sólo se pueden escoger cuando uno se los descubre por estar ya transitando en ellos.

 

Acerca de la cuestión del futuro, la primera idea que me gustaría plantear aquí es que el límite más grande que tenemos para pensar sobre el futuro es el presente. El papel de nuestro presente es doble: por una parte nuestras maneras de entender lo que nos ocurre hoy son lo que nos permite elegir caminos para el futuro, a la vez son también lo que nos impide ver otros posibles caminos que nos parecen (a partir de nuestras vivencias del presente) senderos difíciles o no nos parecen caminos en absoluto.

 

En particular, me interesa explorar la concepción de relaciones de poder como práctica constitutiva del trabajo de las enfermeras y enfermeros para poner sobre la mesa y cuestionar como pensamos colectivamente sobre nosotras mismas, sobre los otros profesionales sanitarios, sobre los pacientes y sus familiares para acabar reflexionando acerca de cómo concebimos las relaciones de enfermería con la sociedad. Empiezo, pues, por lo más familiar, que es la vieja idea de que las enfermeras no tenemos poder.

 

 

Las enfermeras ejercen poder

 

En contra de la opinión generalizada acerca de la falta de poder de las enfermeras, yo creo que, aunque de distintas maneras, ejercemos poder y que somos un grupo profesional muy poderoso, con gran influencia sobre los individuos y las poblaciones y que generamos conocimiento e influimos en decisiones políticas (Holmes y Gastaldo, 2002). De hecho, “la investigación en Enfermería genera conocimiento sobre la población, determinante a la hora de establecer prioridades en la financiación de políticas y de programas” (Holmes y Gastaldo, 2002:10). Las enfermeras son “un colectivo de gran importancia que ayuda, indirectamente, al estado a gobernar” (según el concepto de “gobernabilidad” de Foucault, Holmes y Gastaldo, 2002: 17). A través de las relaciones de poder, este grupo, al igual que otros, promueve y recupera la salud, acumula y difunde conocimiento, y participa en la construcción de la subjetividad de los individuos y sus propios estilos de vida. Por ejemplo, sugerimos a las familias formas de manejar la salud mental de alguno de sus miembros, re-educamos a los pacientes para que sepan lo que es socialmente aceptable y establecemos normas sociales que no tienen nada que ver con cuidados de enfermería en las unidades hospitalarias, como puedan ser las formas de vestir o los horarios de visita que sean mas cómodos para las enfermeras y los médicos.

 

No obstante, las enfermeras experimentan sentimientos de impotencia, se sienten insignificantes e ignoradas y algunas veces culpabilizadas por los malos resultados o errores que puedan ocurrir en la asistencia al paciente (Lunardi Filho, 1995). También se sienten responsables de la organización de la asistencia sanitaria en general. Desde una perspectiva Dejouriana, “la organización del trabajo no es sino la expresión de la voluntad de aquellos que lo organizan. Cuando alguien lleva a cabo su trabajo respetando la manera en que otros lo han organizado, está proclamando el poder que emana de esa organización. Así pues, cuando las enfermeras desempeñan cargos directivos, desempeñan el poder propio de ese tipo de cargos” (Lunardi Filho, 1995:197. Por ejemplo, la decana de una facultad de enfermería representa los intereses de la escuela, pero también los de la administración de la universidad, así como la enfermera de salud mental, con su trabajo diario, confirma constantemente el diagnóstico de patología mental del paciente psiquiátrico.

 

Las enfermeras somos las depositarias de la casi totalidad de la información que se genera en los hospitales, las organizadoras de la atención sanitaria y las encargadas de mantener las normas institucionales (Lunardi Filho, 2000). En realidad, yo pienso que el trabajo de enfermería se “cuida” mucho más de mantener las instituciones en funcionamiento que del bienestar de los pacientes o clientes. El hecho de asumir estas responsabilidades, nos capacita para ejercer como las administradoras principales de la actividad sanitaria en su área de influencia. No obstante, pueden existir determinados elementos que impidan que nuestra labor profesional se desarrolle completamente, como por ejemplo la forma en que los profesionales sanitarios, especialmente las enfermeras y los médicos, asumen sus roles profesionales o la escasez de recursos humanos y materiales, tanto en calidad como en cantidad.

 

Mi argumento acerca del poder de las enfermeras se basa en ampliar el concepto tradicional que tenemos de lo que significa poder. Poder generalmente se asocia a la capacidad de ejercer una acción represiva, sin embargo yo propongo hablar de poder en otros términos: como un ejercicio de relaciones, como una influencia positiva o como una manera de pensar y desarrollar una práctica que impregna a casi todo el colectivo (Foucault, 1990a). En este sentido, McKeever (1996) y Stewart (2000) señalan que las enfermeras canadienses fueron de fundamental importancia para el desarrollo de la atención domiciliaria y en los avances en la promoción de la salud. Como profesionales en contacto directo con los usuarios del sistema de salud, constituyen un grupo de expertos de gran importancia que puede representar los intereses de los individuos, las instituciones y el propio estado. En el caso de la reforma psiquiátrica de Brasil, las enfermeras ejercieron un papel clave para la humanización y de-institucionalización de los pacientes. Para eso, informaron a la población, crearon comités de estudios, publicaron artículos científicos, participaron de grupos políticos y de asociaciones de familiares y pacientes.

 

Sin embargo, este mismo potencial para la acción se utiliza cotidianamente sobre todo para mantener el status quo. Si es cierto que las enfermeras pasamos habitualmente desapercibidas, a pesar de ser el colectivo más numeroso de los sistemas sanitarios occidentales, también es cierto, y quiero subrayarlo, que la percepción del sentimiento de no ser tenidas en cuenta y de ser víctimas ocurre en las instituciones que nosotras mismas hemos ayudado a construir, administrar y mantener (Holmes y Gastaldo, 2002). Es razonable pensar que las enfermeras experimentamos sentimientos contradictorios por el hecho de participar activamente en nuestra propia opresión y que, quizá, muchas de nosotras no seamos conscientes de que, de alguna manera, estamos ejerciendo algún tipo de poder. Además, raras veces reflexionamos sobre nuestras propias formas de ejercer poder o nos planteamos que los cuidados de salud sean una actividad política (Holmes y Gastaldo, 2002).

 

Esta visión crítica sobre la falta de poder que perciben las enfermeras me lleva a analizar las relaciones entre los cuidados y la política para explorar alternativas a esta tendencia a la “anorexia de poder” (Lunardi, Peter & Gastaldo, 2002) presente en las enfermeras a nivel internacional. Para afrontar esta situación, sugiero discutir dos alternativas.

 

 

Alternativa 1: Posicionarse socialmente como profesión en defensa de un sistema socio-sanitario universal y con equidad en los cuidados

 

Las enfermeras deben hablar a la población sobre las grandes cuestiones de nuestro tiempo, sea la guerra en Irak o sean los recortes a la financiación del sistema sanitario. Por ejemplo, muchos hospitales en Toronto, exhiben en las unidades hospitalarias carteles de la Asociación de Enfermeras de Ontario (RNAO) en los que se puede leer Menos enfermeras: este es el resultado de la reducción de sus impuestos (Less nurses: your tax cuts at work). El gobierno conservador hizo una campaña electoral prometiendo reducir los impuestos y, una vez elegido, despidió a centenares de enfermeras para reducir los costes del sistema de salud. El sistema se volvió inoperante en muchas áreas y hubo que volver a contratar a muchas enfermeras. Sin embargo, aún hoy hay menos enfermeras en varias unidades hospitalarias. Como respuesta, esta campaña de marketing social recuerda a la población que el número de enfermeras depende del modo de financiación del sistema sanitario. 

 

Otro ejemplo es que el gobierno de Ontario al implementar cuidados domiciliarios a nivel de toda la provincia lo hizo contratando enfermeras en peores condiciones laborales (menos sueldos y menos beneficios) que las enfermeras hospitalarias. De nuevo, la Asociación de Enfermeras de Ontario (RNAO) escribió un documento que explica las pérdidas que supone este sistema, y está informando a la población y a los políticos a propósito de este hecho. Seguramente habrá multitud de ejemplos que se podrían mencionar en otros países, incluida España, sin embargo, mis ejemplos se centran en la realidad canadiense que es la que más conozco.

 

A pesar de estos ejemplos, quiero remarcar que la relación de las enfermeras con el sistema sanitario no debe ser pautada por una agenda de reivindicación laboral. Este reduccionismo corporativo sería miope. Desde mi perspectiva, como conocedoras que somos de los más pequeños detalles del funcionamiento de los sistemas de salud de nuestros países, deberíamos posicionarnos públicamente en defensa de una sanidad universal y basada en principios de equidad. Para mí, un sistema de salud que no sea universal es un sistema perverso. Es como decir, “los seres humanos valemos cuanto cobramos de sueldo y todos que no pueden cobrar para pagar seguro privado no son ciudadanos de verdad”. La división entre público y privado sólo es posible porque el sistema privado selecciona todas las áreas en que el lucro y el abordaje consumista son posibles (dos ejemplos son los exámenes opcionales o complementarios y la cirugía estética), dejando al sistema público todo lo que sea caro y deficitario (por ejemplo, patologías crónicas cuyo manejo suponga un alto costo, como puede ser el SIDA). Además, al seleccionar sus posibles clientes, las compañías privadas no aceptan a muchos ancianos y a portadores de ciertas patologías, por citar dos ejemplos.

 

En muchos países, como es el caso de Canadá, los proveedores de servicios pueden ser privados. Sin embargo están financiados por el sistema público y ofrecen cuidados universales a todos los ciudadanos. El problema está en la privatización de la sanidad como beneficio de pocos y exclusión de muchos, por lo general, los más necesitados. Además de comprometer la universalidad del servicio de salud, la privatización tiene repercusiones importantes para enfermería, pues se prioriza el trabajo hotelero de servir al cliente. En la experiencia de algunas de mis compañeras enfermeras, en el sector privado se invierte mucho más en el diseño de los muebles y confort hotelero de las habitaciones que en formación continuada para los profesionales de enfermería.

 

Cuidar en un sistema que discrimina las personas por clase social o patología es una tarea difícil, porque cuidar es promocionar el ser humano de forma holística y con equidad. Contravenir esta premisa o no permitir hacerlo genera una profunda limitación profesional. Yo diría que es anti-ético. Además, si reflexionamos acerca de que esta es la fórmula que utiliza Estados Unidos, el país más rico del mundo, a la vez debemos preguntarnos si está garantizado que nuestros sistemas de salud públicos y universales sean realmente así en un futuro. Otro punto en el que pienso es que debemos discutir desde foros integrados por otros países el mantenimiento de los sistemas sanitarios públicos, puesto que las teorías de enfermería más conocidas internacionalmente son las americanas, y éstas no ponen en tela de juicio esta cuestión y tampoco politizan la discusión sobre los cuidados de enfermería en los distintos modelos sanitarios (público y privado).

 

Si aceptamos que enfermería tiene esta dimensión política, debemos entonces examinar la micro-física de poder que está presente en nuestro entorno cotidiano. Al asumir nuestra parcela de poder y, por lo tanto, de responsabilidad en la situación actual del sistema de salud mental, o el sistema sanitario general en España, debemos reflexionar acerca de qué estereotipos construye la sociedad sobre las enfermeras (y pensar en cómo cambiarlos), y además pensar también qué estereotipos generamos nosotras mismas sobre determinados grupos sociales, como son los adictos a drogas ilegales y legales o los inmigrantes que tienen muchos hijos. Nuestro deseo de reconocimiento social nos acerca, generalmente sin cuestionarlos, a los valores de clase media y media alta.

 

La enfermería está constituida por los discursos dominantes subyacentes en la sociedad. Por lo tanto, la búsqueda de equidad debe ocurrir simultáneamente en dos campos: internamente en la profesión y externamente en nuestro quehacer cotidiano (en la manera como cuidamos de los pacientes). No es posible ser homofóbico (discriminar a los no-heterosexuales) con los pacientes y no con los o las compañeras de trabajo. No es posible ser sólo sexista en la profesión, facilitando la ascensión de los hombres o mujeres sin hijos a cargos de prestigio, pero ser no-sexista con los pacientes. Las cuestiones internas de la profesión son también las cuestiones externas de la sociedad.

 

 

Alternativa 2: Contextualizar el cuidado como acto político e ir más allá de lo individual

 

Es muy cómodo ser curador y cuidador, porque nuestras sociedades producen cantidades increíbles de enfermedades. Seguro que no nos faltará trabajo. El problema está en que reproducimos los intereses de nuestro propio grupo profesional o del sector sanitario en general y poco hacemos para cambiar las relaciones de poder que generan las enfermedades. Aparte de la genética, todo lo que ocurre en ámbito de la salud está socialmente enmarcado. De los estudios sobre los determinantes sociales de la salud se sabe que la pobreza es el factor que tiene mayor impacto en la salud de las personas o comunidades. La pobreza está relacionada con enfermedades crónicas, adicción al tabaco y con limitadas prácticas de prevención de enfermedades. Yo diría que la falta de poder es la causa de muchas enfermedades psíquicas, tal y como indica la investigación sobre la salud mental de los inmigrantes y sus pérdidas de poder en el país de “acogida”.

 

Las enfermeras históricamente han estado involucradas en el gobierno de los pobres. Nunca fuimos buenas en cuestión de luchas sociales para disminuir o aplacar las desigualdades, por el contrario, al estilo“Madre Teresa” mantenemos a los que sufren con unos mínimos cuidados para que nos tengan gratitud y no “monten la revolución” para cambiar los sistemas sociales que les oprimen. Esto se debe, en parte, a nuestra visión individualista de los cuidados que, en casos extremos de uso del concepto biologicista de la medicina, fragmenta al individuo en órganos o sistemas desconectados del ser humano a quién se cuida y de su comunidad. En salud mental, el paciente y muchos de sus aspectos sanos se convierten simplemente en una patología.

 

Este particular se deriva en gran parte de la forma en que las enfermeras ejercen poder en su trabajo de salud mental. Como en otras áreas de la enfermería, las enfermeras de salud mental utilizan técnicas represivas y técnicas constructivas de poder. En el pasado, en los manicomios dominaban las estrategias represivas, como puedan ser castigos en el uso de los espacios de ocio, trabajos en la unidad o restricciones físicas. Actualmente, los enfermeros ejercen poder a través de técnicas de confesión y re-construcción de la subjetividad para pacientes y familias. El aspecto constructivo de estas estrategias está en su carácter de producir nuevas subjetividades por un sistema de micro-castigos y recompensas, lo que no quiere decir que este sea un buen sistema o que sea positivo (ver Gastaldo y Holmes, 1999). Para el paciente es más difícil resistirse a este poder más sutil y persuasivo, pautado por una lealtad hacia la enfermera. Las enfermeras utilizan hoy estrategias de psicoterapia por las cuales obtienen una gran cantidad de información sobre los pacientes y promueven ciertos tipos de subjetividades para pacientes y familiares, por ejemplo cómo debe ser “la buena madre de un esquizofrénico” o “el buen marido de una deprimida”. Si estas prácticas están marcadas por el status quo o por prácticas que no reflexionen sobre las consecuencias de nuestra manera de cuidar, en ese caso estamos siendo agentes de gobierno de un grupo excluido para que se queden ahí, al margen, y sin hacer mucho ruido.

 

Finalmente, la politización del cuidado requiere una lectura crítica de las relaciones de poder que hacen algunas prácticas de enfermería muy comunes y otras de difícil implantación. Prácticas que requieren el cambio de mentalidad y de roles de varios profesionales del equipo sanitario son particularmente difíciles por las tensiones cotidianas y el miedo de pérdida de control de “su” labor por parte de estos. Por ejemplo, las relaciones de poder entre profesionales sanitarios deja al médico el control de la información sobre el estado del paciente, pero la oportunidad de interpelar al médico es más viable para la enfermera que para la auxiliar de enfermería. Por otro lado, enfermeras de unidades clínicas se quejan de la falta de soporte o de la opresión causada por las enfermeras supervisoras, y a la vez, las auxiliares dicen lo mismo de sus enfermeras de unidad.

 

La politización de las relaciones de poder en enfermería desde una mirada post-estructuralista nos permite ver que ningún sujeto tiene una posición estable para ejercer poder. Tenemos al mismo tiempo múltiples posiciones de sujeto y en algunas de ellas somos oprimidos y en otras oprimimos y en otras veces es casi imposible separar ambas acciones. Por ejemplo, si la jefa de enfermería de un hospital viste de manera pija y usa joyas, ¿eso es porque quiere apartarse del bajo status social de la enfermería y busca pertenecer a una clase social elevada? ¿O sería esta una estrategia para obtener mayor aceptación junto a los otros jefes y con eso crear una posibilidad de acercamiento para representar mejor a los profesionales de enfermería y pacientes? Aún, cabe cuestionar, por ejemplo, si la jefa debe representar los intereses de los pacientes o de las enfermeras cuando estas últimas quieren aprobar reglas sobre vacaciones y turnos libres que no respeten el equilibrio entre enfermeras experimentadas (skill mix) e inexpertas en ciertos turnos o periodos del año.

 

La cómoda posición de enfermera víctima y sin poder no nos ayudará a solucionar estas situaciones. Únicamente haciendo frente a nuestro entorno cotidiano podemos encontrar otras maneras de ejercer poder que estén sostenidas por una búsqueda de equidad y justicia social.

 

 

De cara al futuro, debemos preguntarnos

      ¿Cómo hacer las prácticas de enfermería más “inclusivas”?

      ¿Qué consecuencias tienen las prácticas de enfermería sobre individuos y poblaciones?

      ¿Cómo puede esta asociación de enfermeros de salud mental crear una agenda para la promoción de la salud mental de grupos marginados y para la sociedad española en general?

 

El futuro, como ya he dicho con anterioridad, descansa sobre el presente y al mismo tiempo está limitado por éste. Sugiero pensar en las utopías posibles, no en las utopías ideales (porque el ideal está lleno de normas para una felicidad obligatoria, lo que no es humano). Sugiero, pues, mini-utopías, preguntarnos como llegamos de aquí hacia ahí, aceptando que no generamos soluciones totales sino siempre parciales, soluciones llamadas a ser revisadas en un par de meses o años, porque el conocimiento enfermero está constantemente en construcción y las evidencias cambian constantemente. Como herramientas para estos pequeños cambios sugiero usar eso tan positivo que caracteriza a las enfermeras de salud mental: creatividad, capacidad de improvisación y reflexión, trabajo en grupos y referenciales teóricos que ayuden a iluminar este recorrido.

 

En el mundo post-moderno en que vivimos, ya no es posible separar lo individual del colectivo. Para cuidar de los individuos, hay que cuidar de la sociedad. Para cuidar de la sociedad, hay que presentarse a ella. Así como las enfermeras en España no suelen presentarse con nombre y apellido a sus pacientes y decir “soy su enfermera”, tampoco lo hacen a nivel social. Así, el potencial para el cambio está situado en el mismo lugar en que está el potencial para mantener el estado actual de las cosas.

 

 

Nota Explicativa:

Este texto se basa en mi reflexión acerca del tema de las relaciones de poder en enfermería, pero muchas de las ideas aquí presentadas fueran anteriormente publicadas en artículos en que tengo como co-autores a Dave Holmes, Valeria Lunardi y Elizabeth Peter. Algunas de las ideas presentadas fueron discutidas con Ann Robertson y Andreu Bover. Utilicé también la traducción del texto “¿Es ética la sumisión de las enfermeras? Una reflexión sobre la anorexia de poder” hecha por Pablo Uriel. El texto que aquí se presenta fue revisado por Concha Zaforteza. ¡Gracias a vosotra(o)s!

 

Algunos párrafos fueron añadidos después de la presentación oral para reflejar las discusiones que se siguieron. Mi profundo agradecimiento a los participantes del Congreso por sus intervenciones tan críticas y honestas.

 

Referencias:

Dean, M. (1999). Governmentality. Power and rules in modern society. London: Sage.

Foucault, M. (1990a). Microfísica do poder. 9. ed. Rio de Janeiro: Graal.

Foucault, M. (1990b). Tecnologías del yo y otros textos afines. Barcelona: Paidos.

Gastaldo, D. & Holmes, D. (1999). Foucault & Nursing: a history of the present. Nursing Inquiry, 6 (4): 231-240.

Holmes, D. & Gastaldo, D. (2002). Nursing as means of governmentality. Journal of Advanced Nursing, 38 (6): 557-565.

Lunardi Filho, W. D. (1995). Prazer e sofrimento no trabalho: contribuições a organização do processo de trabalho da enfermagem. Porto Alegre, Dissertação de Mestrado. Faculdade de Ciencias Econômicas. Universidade Federal do Rio Grande do Sul.   

Lunardi Filho, W. D. (2000). O mito da subalternidade do trabalho da enfermagem à medicina. Editoras Universitarias UFSC/UFPel, Florianopolis.

Lunardi, V., Peter, E. & Gastaldo, D. (2002). Are submissive nurses ethical? A reflection on power anorexia. Revista Brasileira de Enfermagem, 55(2): 183-188.

Mckeever, P. The family: long term care research and policy formulation. Nursing Inquiry, v.3, p. 200-206, 1996.

Stewart, M. Community nursing: promoting Canadians’ health (2 ed). Toronto: W. B. Saunders, 2000.

 

Crítica al concepto de Resiliencia

 

"El Poder dicta, por la palabra del sujeto mismo, lo que hay que hacer"

Las autoras critican la noción de "resiliencia" -de creciente uso en

salud

mental y educación-: sostienen que "retoma el viejo concepto de

'desviación'" y afirman que "la resiliencia tiene mucho que ver con la

obediencia".

Por Ana Berezin y Gilou Garcia Reinoso*

El término "resiliencia" viene de la física y también se usa en ingeniería y arquitectura. Se refiere a la cualidad de ciertos materiales de no alterarse, a su capacidad de recomponerse sin que los impactos dejen rastros ni marcas. En analogía con esta terminología de la física, se importa el

término al campo de la educación y al de la salud mental, y también incursionan en él algunos psicoanalistas. Es necesario además diferenciar la importación del término, como herramienta, de su implantación como aplicación de la ideología dominante. El ideal de la resiliencia parece ser la funcionalidad, la eficacia de los sujetos y sobre todo del sistema. Así,lo que parece simple -y obvia- descripción de situaciones de hecho implica peligros: bajo un nombre nuevo se retoma el viejo concepto de "desviación": en el campo de la salud, con el modelo médico; en el de la educación,

con el modelo pedagógico; ambos remitiendo al concepto de normalidad y adaptación, con sus consecuencias de orden teórico, ético y político. Michel Foucault, en El discurso del Poder, propone reflexionar críticamente de tal manera que "los actos, gestos, discursos que hasta entonces parecían evidentes devengan problemáticos, peligrosos, difíciles". Analiza el poder de "jurisdicción" y el poder de "veridicción", y los modos en que estos poderes son transmitidos: "El Poder dicta, por la palabra de los sujetos mismos, lo que hay que hacer y lo que no hay que hacer; lo que hay que saber y lo que no hay que saber". La resiliencia es efectivamente la capacidad que

algunos sujetos tienen, más que otros, de creer lo que el Poder dicta, y de acatar y transmitir sus mandatos. La resiliencia tiene entonces mucho que ver con la obediencia, y en nuestro país tiene una resonancia siniestra: ¿Resiliente u obediente? ¿La resiliencia es "debida"? El concepto y la práctica de la resiliencia vienen en línea directa del conductismo partiendo de una observación banal, que describe lo obvio observable: no todo el mundo reacciona de la misma manera ni registra impactos de la misma magnitud ante acontecimientos de gran exigencia o incluso ante los que tienen carácter de trauma. En la línea de la "ingeniería humana", merced a la resiliencia se aprende de la adversidad, el sujeto se reconstruye después de un quiebre,catástrofe o violencia destructiva, haciendo más fuertes a los que padecieron esas violencias. Los "resilientes" serían capaces de soportar mejor -sin que les queden marcas- el embate de condiciones adversas, en particular traumatismos sufridos durante la infancia o bien contemporáneos a la vida adulta. Las prácticas que se aplican para desarrollar la resiliencia son encaradas como técnicas de aprendizaje, es decir prácticas correctivas de conductas, sin tomar en cuenta los procesos sociales y psíquicos que bloquean potencialidades. Como psicoanalistas, debemos advertir que, en

tanto sujetos, estamos constituidos por nuestras marcas, que nos imponen un trabajo psíquico de simbolización, o eventualmente derivan en inhibiciones,síntomas y angustias. ¿Qué sujeto podría concebirse inmune a todo lo que le suceda? ¿Qué concepto de sujeto implicaría esto? Es inevitable evocar laconcepción del "más fuerte", idea rectora en el neodarwinismo social propio de los regímenes totalitarios, sea el fascismo, el nazismo o los portadores del "Bien contra el Mal": sean inquisidores o neoliberales, sean los "civilizadores" contra los calificados como inferiores o como terroristas a excluir o eliminar. Dicen que lo dijo Nietzsche, en todo caso es un dicho

popular: "Lo que no mata fortalece". Analicemos esa frase: existe algo que puede matar, el crimen aún no se concretó. Pero lo que sí se concretó es el crimen cotidiano, el crimen sociopolítico de exclusión, por selección de "los más aptos". Corremos el riesgo de que la salud mental, con lacolaboración de psicoanalistas desprevenidos, se haga cómplice de las nuevasformas de coerción (¿amenaza?) a la subjetividad; de que ayude a soportar"sin daños" exigencias desmesuradas, por ejemplo en el trabajo, en el marcode la precariedad laboral. Con la "resiliencia", práctica para la sobrevivencia, se inventa un concepto valorativo y se propone una práctica tendiente a reforzarla, en vez de trabajar para que algo de verdad humanopueda emerger y transformar las condiciones de vida, y no simplemente para poder soportarlas. Como metodología de intervención en el campo de la salud mental se sostiene, aunque desmentida, la consolidación de modos adaptativos al exceso de exigencia y de sufrimiento. Una de nosotras ha sido testigo de cómo supuestos agentes de salud revictimizan a los refugiados que huyen del conflicto armado en Colombia. Por ejemplo, una agente de salud se acerca auna mujer que ha sufrido violaciones reiteradas y cuyo marido está desaparecido: "Pare de llorar -le dice-, deje de quejarse. Usted debe

aprender de la experiencia que vivió: sea fuerte, agradezca que está viva".

La mujer, desesperada, se va corriendo. Luego, interpelada desde una supervisión, la "agente de salud" contestará: "¿Pero tú no conoces el concepto de resiliencia? Nosotros trabajamos con él". Y no crean que esa persona entendió mal el concepto: lo entendió muy bien; lo que no hizo es simular. Incorporó la enseñanza de una pedagogía de la opresión. Resiliencia: re-silencio. Acallemos el dolor humano, enmudezcamos a los niños de la guerra: "Miren qué dibujo maravilloso ha hecho; es terrible, sí, pero cómo aprendió a dibujar..." Declarar que se aprende después de

Padecer es una denegación de la dimensión destructiva que el Poder impone a la subjetividad; la expropiación de la experiencia del dolor y la desmentida del padecer deshumanizante amenazan la subjetividad. Esta, apoyada en laspulsiones de Eros, lucha por sobrevivir, en la cama de un hospital, en eldelirio luego del derrumbe psíquico como intento de restablecer alguna relación con el otro, en o después de alguna trinchera o de la mesa de tortura. Los sobrevivientes luchan por volver a ser vivientes, es así desde que la memoria humana puede abarcarlo, pues, como dice Walter Benjamin, "todo documento de cultura es también un documento de barbarie". ¿No

Haría falta analizar una por una cada situación histórica? El concepto de resiliencia, naturalizado como cualidad intrínseca a sujetos singulares, es esencialista, no hace necesario analizar sus condiciones: sólo resultarán valoradas las prácticas tendientes a desarrollarla, en sintonía con la demanda que se le hace al sujeto; en obediencia. Si, en cambio, no naturalizamos la crueldad de las condiciones de vida ni la capacidad de resistirla, podremos analizar cada situación en su singularidad.

* Psicoanalistas. Texto extractado del trabajo "Resiliencia o la

selección de los más aptos".

Pagina12/WEB, el pais a diario.

Muertes en accidentes de tránsito en Argentina

MUERTOS EN ACCIDENTES DEL TRÁNSITO

UNA “INDECENCIA” ARGENTINA

En 1980 perdieron su vida en siniestros viales más de 6.000 personas en el territorio argentino. Así concluía el primer informe serio y responsable del estado nacional, con el apoyo técnico, profesional y material de la Organización Panamericana de la Salud (OPS). La entonces CONATSEV (Comisión Nacional del Tránsito y la Seguridad Vial) afirmaba que fallecían por tal causa entre 16 y 20 personas por día.

Hoy, veinticinco años después, con casi 12.000.000 más de habitantes y 2.000.000 más de automotores, mueren en accidentes viales entre 26 y 30 personas por día.

Y esto es una “indecencia” en términos de la Real Academia Española.

Es “indecente” que hayan estadísticas oficiales que pretendan hacernos creer que estamos igual o mejor que en 1980, mientras el Defensor del Pueblo pide a gritos se declare la Emergencia Vial.

Es “indecente” que la más recordada Campaña de Difusión Vial haya sido aquella del lema “Ud. está manejando un Arma”, mientras para el Estado todos somos James Bond y entrega licencias a diestra y

siniestra (salvo excepciones, que no son honrosas), por amiguismo, favor político o ánimo recaudador, sin exámenes serios ni controles unificados. Es “indecente” que coexistan más de 1.500 oficinas en el país que emiten licencias. Es “indecente” que un Juez inhabilite a una persona para conducir, y ésta burle la medida obteniendo la licencia en otra jurisdicción.

Es “indecente” rasgarnos las vestiduras porque no haya Educación Vial en las escuelas y aguardamos a nuestros hijos a la salida de las mismas con los autos en doble fila o cruzamos con ellos la calle por cualquier lado, menos por las esquinas.

Es “indecente” que fijemos multas a las infracciones del tránsito, para luego condonarlas o reducirlas a la mitad de su valor, porque se acerca la reelección del político.

Es “indecente” que los vehículos del transporte regular de pasajeros desechados del servicio por obsoleto, sea destinado para el transporte de escolares.

Es “indecente” que hayamos “inventado” (Buenos Aires, década del ’60) el amarillo antes del verde en el semáforo para, como en la Fórmula 1, ir “poniendo primera”. ¡Que brutos!. Ahora le incorporamos conteo descendente a los semáforos peatonales para que el peatón pueda medir su carrera de 100 metros llanos para cruzar la Avenida más ancha del mundo.

Es “indecente” que existan legisladores que pretendan colocar a Buenos Aires en el Guinness, como la primera megaciudad con velocidades máximas de 70 kms/h en avenidas. ¡Hay que enseñarles física, para que entiendan su relación con el FRENADO!.

Es “indecente” que haya autoridades que controlan el uso de los cinturones de seguridad, y no hacen lo propio en sus vehículos oficiales.

Es “indecente” que hablemos de los enormes “costos” de los accidentes viales y nuestro Presupuesto Nacional no contemple un solo centavo de inversión para evitarlos.

Es “indecente” que de vez en cuando (solo de vez en cuando), alguien en las esferas de poder mencione las palabras “Política de Estado“ referidas a la Seguridad Vial de la sociedad, para, a “renglón seguido” caer en un estado de amnesia absoluta al respecto. Paradigmático fue el caso de un Presidente argentino que lo afirmó repetidas veces en su discurso de campaña y cuando accedió al poder, una de sus primeras medidas fue suprimir la Subsecretaría de Seguridad Vial de la nación.

Tantas cosas son “indecentes” en este tema.

Pero la “mayor indecencia” es que TOLEREMOS como sociedad que mueran todos los años 10.000 personas en accidentes viales.

Y, ¡cuidado!, todos, en mayor o menor medida, somos responsables de esas muertes…

Sino, “quien se sienta libre de culpa, encienda el primer motor…”

Buenos Aires, 25 de mayo de 2005

Eduardo Bertotti

Director ISEV